Reflexiones

Un año de profundo aprendizaje y adaptación donde tuvimos que polular entre un mundo de viejas novedades donde todos los días nos cambian las reglas de juego para seguir haciendo mas de lo mismo.

 

Donde la única opción es sobrevivir y adaptarnos a una realidad epidemiológica que nos hizo incorporar y aprender nuevos hábitos y costumbres, desde un simple barbijo hasta introducirnos en el aprendizaje de nuevas tecnologías que nos permitió comunicarnos y trabajar, incorporamos a nuestro lenguaje palabras para uso cotidiano como take away, zoom, home office, video conferencia entre otros. También las formas de expresar y relacionarnos a través de nuestros sentimientos sufrieron mutaciones, en muchos casos graves y en otros decodificación del aislamiento con solo un beso y un abrazo a distancia a través de un video llamado.

Estamos terminando una año donde tratamos de ser solidarios, de cuidarnos y cuidar al otro, pero estaría bueno que alguna vez los que tienen la sartén por el mango dejen de dividirnos y enfrentarnos en beneficio propio. Y podamos convivir en una sociedad donde ser pobre no sea un delito o ser de clase media no sea un castigo o ser emprendedor-pyme no sea una agonía o ser jubilado no sea estar bajo la línea de pobreza, donde la educación, la salud y el trabajo sean un derecho.

Ojala que el año por venir ilumine nuestro camino y nos encuentre unidos en la construcción de un país mejor.

Fernando Ramos