El tomar conciencia de que todos somos ruteros creativos es uno de los primeros pasos para afrontar la búsqueda de empleo o un nuevo camino profesional. La creatividad es una gran herramienta para muchos desconocida.
A lo largo de los años he podido comprobar una creencia generalizada y por cierto muy limitante, de considerar a los creativos como seres tocados por los dioses y cuyos dones solo son privilegios de unos cuantos; quizás el motivo sea porque tendemos a asociar la creatividad exclusivamente con manifestaciones artísticas como la música, pintura, fotografía…
Sin embargo la creatividad en un sentido amplio es la capacidad que tenemos de crear o hacer algo nuevo, diferente, o singular, ya se trate de un objeto, un comportamiento, una técnica o un nuevo camino.
En la base de la creatividad es por todos sabido que se encuentra la Imaginación (capacidad de representar mentalmente un suceso) y además se le ha asociado siempre a nuestra parte derecha del cerebro. Si es así, si la creatividad está localizada dentro de nosotros tanto física como psicológicamente ¿Por qué nos sentimos tan lejos de ser personas Creativas?
Hay tres motivos fundamentales: El escaso incentivo que reciben los alumnos que generan nuevas ideas en las escuelas, en pro del pensamiento lógico; nuestra necesidad de supervivencia que hace a nuestro cerebro crear redes neuronales sistematizadas aún mayores cuanto mas repitamos una situación para agilizar nuestra adaptación y por último nuestra resistencia al cambio generadas por nuestras inseguridades.
La persona creativa, no es tanto un ser sensible tocado por lo divino, sino mas bien un guerrero que desafía y reta a nuestros modelos mentales rígidos, a nuestro pensamiento lógico, a nuestros modelos educacionales y a nuestras emociones de miedo al cambio.
Ya el profesor de neurología de la Universidad de florida, el Dr. Kenneth Heilman, apuntó que durante el pensamiento creativo, el neurotransmisor norepinefrina asociado a la memoria a largo plazo se reduce considerablemente, así que durante el pensamiento creativo ayuda al cerebro a olvidar lo que ya es conocido.
Por ello, son en los momentos vitales en los que nos enfrentamos a un mundo nuevo o situaciones no conocidas, donde la creatividad debería brotar con toda su exuberancia.
Cuando trabajamos con un rutero en su ruta para encontrar trabajo, un mundo que para el es desconocido, no hay sorpresa mas grande que descubrir que tiene un lado creativo, que tiene unos recursos innatos para alcanzar esa nueva realidad, y por qué no decirlo también porque el ser creativos nos hace sentirnos personas especiales, nos sentimos singulares, cono si tuviéramos una nueva versión de nosotros mismos.
Pero el ser creativo, requiere además de un alto nivel de esfuerzo, planificación, retroalimentación y reajustes, es decir necesita también del pensamiento lógico, necesita de su otro amigo el hemisferio izquierdo.
Por tanto, para buscar empleo una de las primeras acciones que hay que emprender es desbloquear la creatividad que llevamos dentro. Para ello podemos seguir los siguientes pasos, para desarrollar las cualidades que definen a los seres creativos:
Mejorar la confianza en sí mismo, subir autoestima y encontrar el valor en uno mismo.
Desarrollar nuevos puntos de mira, aprender a percibir de forma diferente.
Hacernos más flexibles.
Evitar los enjuiciamientos.
Romper con las expectativas.
Sentir y así despertar nuestra parte sensible para desarrollar la intuición.
Desarrollar el espíritu crítico y observador.
Romper creencias para afrontar los nuevos retos sin limitaciones, con la curiosidad de un niño.
Ser proactivo antes de reactivo.
Buscar su elemento creativo, cada uno somos artistas en facetas muy diferentes, desde la cocina, a la forma de regalar, hasta la forma de ordenar.
Trabajar la gestión emocional para contactar con mayor facilidad con nuestra Pasión y para abandonar emociones que nos limitan como el miedo y la vergüenza.
Enfoque a la acción que requiera de planificación, constancia y control.
Aprender a disfrutar, a conectar con la parte lúdica de la vida.
Amar el cambio.
Fuente Eva Villaescusa Poveda